martes, 31 de mayo de 2011

Dos hombres fueron asesinados a tiros en una esquina de V. G. Gálvez

Por María Laura Cicerchia / La Capital
Los dos hombres bajaron de una vistosa camioneta Eco Sport en una esquina de calles de tierra de Villa Gobernador Gálvez, cerca del frigorífico Swift. Eran las tres y media de la tarde cuando algún desacuerdo que se originó...
Los dos hombres bajaron de una vistosa camioneta Eco Sport en una esquina de calles de tierra de Villa Gobernador Gálvez, cerca del frigorífico Swift. Eran las tres y media de la tarde cuando algún desacuerdo que se originó en el lugar terminó sellando con plomo el destino de ambos: el más joven, de 23 años, cayó en una zanja fulminado por un disparo en el corazón y murió abrazado a un poste de luz. El otro, de 41 años y con dos orificios de bala en el cuerpo, logró correr un par de cuadras hasta perder las fuerzas en una calle empinada y murió en un hospital. Era el Huevo Ibáñez, un ex convicto que en enero obtuvo renombre por escapar de la policía en un Mini Cooper último modelo.
El doble crimen fue en una esquina de Pueblo Nuevo, el barrio de casas bajas que se levanta entre la avenida de Circunvalación y el río, en V. G. Gálvez. En ese lugar, separados por tres cuadras de distancia, quedaron tendidos bajo el tenue sol de ayer los cuerpos de Ibáñez y un joven identificado como Oscar Balbuena, de 23 años.
Para la policía no estaba claro si existió un intercambio de disparos entre las víctimas y los homicidas o si se trató de un ataque unilateral, aunque se inclinaban por esta segunda hipótesis. A los dos fallecidos no les incautaron armas pero les realizaron pruebas de dermotest para establecer si efectuaron disparos antes de morir.
Los investigadores tampoco arriesgaban explicaciones sobre el origen de la balacera. “Nadie cuenta nada”, decían. Sin embargo, desde Tribunales, una fuente cercana al caso indicó que Ibáñez había llegado con un ladero a cobrar una deuda por la venta de un vehículo y el reclamo originó una discusión fuerte que se cerró con balas.
Fue en el cruce de Polonia y Cambeiras, una cuadra al este de una estación de servicios GNC que se levanta frente a la Circunvalación. “Llegaron en una camioneta y después los corrieron a tiros. Uno quedó tirado en una zanja y la ambulancia lo dejó en el lugar porque ya estaba muerto”, contaron Sebastián, Leonardo y Jaime, tres chicos del barrio que al anochecer todavía comentaban el caso en el lugar.
Según los vecinos, Ibáñez y Balbuena llegaron en una Ford Eco Sport gris en la que se movía el Huevo desde que lo excarcelaron en marzo pasado. La chata quedó frente a una modesta heladería de la esquina y al rato retumbaron al menos cuatro disparos.
Dos rumbos. En la descarga de tiros Balbuena fue alcanzado por un proyectil en el corazón. Cayó en una zanja de la calle Polonia, frente a un paredón pintado con los colores de Newell’s. A Ibáñez un disparo le ingresó por la espalda y también sufrió una herida en el costado derecho del cuerpo.
El prófugo que hace cuatro meses huía de la policía en un auto último modelo esta vez debió escapar a pie. Corrió tres cuadras en dirección al río. Subió una calle empinada y se desvaneció en Perú y Nuestra Señora de la Paz, “frente a la entrada vieja al frigorífico”, precisó un grupo de vecinas.
Desde ese lugar llamaron a la policía y lo trasladaron al Hospital Gamen, donde murió. En cambio, Balbuena permaneció unas tres horas en la zanja hasta que lo retiró el Sies. “La policía se quedó toda la tarde custodiando el cuerpo”, contó una mujer mientras miraba los restos de la cinta de vallado que serpenteaban en el piso.
Los familiares de las víctimas que se acercaron al lugar declinaron hablar con este diario. “No voy a decir nada”, dijo la madre de Balbuena, antes de retirarse junto a otras personas que iban en siete motos. El muchacho vivía en V. G. Gálvez y según la policía tenía antecedentes, uno por abuso de armas.
Más temprano, los efectivos recogieron algunas evidencias que quedaron en manos del Gabinete Criminalístico. Para los efectivos, las balas usadas serían de calibre grueso: 11.25 o de pistolas 9 milímetros. La investigación quedó a cargo de la comisaría 25ª, la Sección Homicidios de Jefatura y el juzgado de Instrucción Nº 15.
“El hecho no impresiona como un tiroteo, no hay vestigios de eso. No les secuestramos armas a los fallecidos”, indicó un jefe policial. La Eco Sport de Ibáñez, patente FJM 425 y a la que le habían arrancado al estéreo, quedó incautada en la sede del Comando Radioeléctrico.
La última fuga. Dos meses atrás, Oscar Osvaldo Ibáñez obtenía la libertad por una decisión de la Sala I de la Cámara Penal. Ese tribunal lo excarceló aunque confirmó su procesamiento por escapar a toda velocidad de la policía a bordo de un Mini Cooper modelo 2010. La célebre fuga se inició a las 17 de 11 de enero pasado cuando llamaron al 911 desde una casa de Seguí al 100 para denunciar que en ese sector de Tablada alguien apodado Huevo había amenazado a un joven con un arma de fuego.
Efectivos del Comando Radioeléctrico lo detectaron a bordo del Mini Cooper y se inició una veloz persecución hasta que Ibáñez perdió el control al intentar superar a un colectivo en el bajo Ayolas. Estaba evadido de la cárcel de Riccheri y Zeballos por quebrantar un régimen de salidas transitorias.
Dos semanas atrás estuvo en Tribunales, donde le devolvieron el auto y una mochila. Estaba viviendo en Roldán, lejos del escenario donde encontró la muerte. “Al margen de sus antecedentes, ha sido víctima de un homicidio que debe ser aclarado por la Justicia”, pidió anoche su abogado, Gonzalo Basualdo, mientras los familiares de su cliente iniciaban los preparativos del velorio.

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