lunes, 11 de julio de 2011

Facundo Cabral



Recuerdo el círculo de luz a su espalda y pendiendo del brazo del micrófono la imagen de su bastón. Un bastón que simboliza cansancio, años de camino y sabiduría.


El viernes 23 de septiembre del año 2003 Facundo Cabral se presentó en el escenario del teatro Lavarden de la ciudad de Rosario.


Entro a escena tímidamente, con una imagen gastada, la guitarra en la mano a media altura, los anteojos oscuros, el pelo cano y gesto de humildad.


La palabra es el elemento natural del hombre, en la palabra Facundo se mueve, fluye, se proyecta graciosamente, lo ilumina un alo de luz profético, los silencios matizan y embellecen las historias del viejo vagabundo. Algunas de sus anécdotas resultan dolorosas, otras simpáticas, las mas, profundos mensajes que rememoran páginas amarillentas de libros sagrados y culturas semisalvajes.


En el trovador las parábolas, las sitas, los paisajes humanos contienen el resplandor de un hombre libre que le canta a un mundo de fantasía pero al mismo tiempo real, ese que deseamos fuese posible.


Facundo es ese amigo que anda de paso, de vez en cuando, y nos trae buenas nuevas del mundo que anhelamos.


El ha de seguir profetizando, cantando, recorriendo la vida hasta que cierto día nos enteremos que viajo al planeta de los sueños y allí casi con seguridad seguirá vagabundeando, contando que no es de aquí ni de allá, que no es de ningún lugar y es de todos por que su lugar es el universo.


Al salir de la sala me fui pensando si Facundo Cabral no es un ángel metido en un hombre, un duende cantor lleno de luz y armonía.


“Vuele bajo por que abajo esta la verdad” nos deja siempre.


Gracias Facundo.


Esta nota la escribí en el mes de setiembre del año 2003 luego de un recital de Facundo en Rosario. Hoy muchos hablaran de él, es bueno que así sea, los que siempre amamos su mensaje y lo difundimos lo seguiremos haciendo mas allá de un adiós que es lo de menos, porque los amigos no mueren, se adelantan y nos aguardan en algún lugar.

José Luis Riveras

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