miércoles, 12 de noviembre de 2008

EUROPA CERRADA

Parece bastante hipócrita la tenacidad con que Europa procura evitar la llegada de inmigrantes africanos, cuando no son otra cosa que el residuo patético de sus correrías coloniales de varios siglos.
Acaso espera Europa que luego de centurias de saquear África despojándola de su cultura, de sus recursos materiales y humanos, de inyectarla con su fiebre perniciosa de consumo, vaya a poder encarar el nuevo milenio como una suerte de castillo artillado y compacto en cuyo interior todos son felices mientras fuera cunde el hambre y la desesperación?
En el cuento de Edgar Allan Poe 'La máscara de la muerte roja' se simboliza la futilidad del intento del príncipe de encerrarse en su palacio a dar fiestas hasta que pase la peste.
La muerte acabó entrando igual. Europa es rica gracias, en buena medida, a todo lo que se llevó de África.
¿Esperan acaso que los africanos hambrientos se queden padeciendo la miseria de sus latrocinios mientras las sociedades europeas disfrutan de altos estándares de vida?
¿Creen que es tolerable que quien los robó, mató y violó centenariamente se avenga a pontificar y a darles lecciones sobre moral internacional y derechos humanos?
¿No recuerdan, ingleses, las masacres de Kenya; los despojos de Rodhesia?
¿No recuerdan, franceses, cuánto robaron de Dakar y de Costa de Marfil?
¿No recuerdan, alemanes, los campos de concentración de Namibia y los cráneos del pueblo herero diezmado que aun conservan en el Museo de Medicina de Berlin?
¿No recuerdan, belgas, sus atrocidades en el Congo?
¿No recuerdan, portugueses, sus excavaciones depredadoras en busca del oro de Angola, sus cacerías de esclavos en Mozambique?
¿No fue vuestra codicia y vuestra fatuidad, europeos, lo que regó de tanta sangre de niños inocentes a los diamantes de Sierra Leona?
Y ahora se permiten el airado lujo de repeler estas barcazas de desesperados, de encerrar y de deportar a los fugitivos que anegan sus costas y afean sus glamorosas playas mediterráneas.
Si Europa fuese consecuente con sus propias políticas de derechos humanos tendrían que acoger con los brazos abiertos a los africanos (y a los sudamericanos) y suplicarles perdón de rodillas, ofreciéndoles compartir algo de lo que se llevaron de sus tierras.
Y lo curioso es que estos abanderados de la angustia no piden lo que les correspondería, la devolución de lo que les pertenece.
Apenas piden las migajas de una limosna, vender baratijas en las plazas, repartir diarios o limpiar automóviles... Y aun así no los quieren…
Demasiado doloroso el espectáculo, demasiado triste que en el centro de vuestra gran civilización se muestren los rostros oscuros de las víctimas que la hicieron posible.
Vuestra ceguera es admirable, vuestra hipocresía criminal, vuestra bajeza formidable.
Mediten largamente sobre lo que están haciendo europeos.
Ustedes, hacedores de historia, serían por demás estúpidos si olvidasen sus enseñanzas.
Todo el poder de Roma no impidió su caída a manos de los bárbaros hambrientos de la Germania y del Tártaro
Toda la majestad de Britannia se derrumbó sin atenuantes antes las masas hindúes encendidas por un hombrecito de apariencia insignificante y de corazón inmenso.
Despierten de vuestro sueño torpe y de vuestra fantasía narcótica.
El mundo ruge desesperado en torno vuestro
¿Cuánto más creen que podrán fingir no escuchar?
Europa desea permanecer cerrada mientras una África saqueada se desangra...igual que nuestra América Latina...igual que el Oriente de segunda...
No puedo aceptar que tanta belleza en las artes haya surgido de corazones duros...
Seguramente Europa abrirá su corazón, sus puertas...
Seguramente aprenderemos algún día a tratarnos todos los seres humanos como iguales, porque si no fuera así, estaríamos aceptando los distintos genocidios ocurridos a lo largo de la historia como hechos normales...
¿entonces?
Pobre de Europa cuando China le eche mano ( y le echará), pobre EEUU cuando China le eche mano (y le echará)
¿Habrá africanos que deseen defenderla, habrá latinoamericanos que deseen defenderla?
Quiero destacar que la misma situación de discriminación a la que se refiere este trabajo, es plenamente aplicable al trato que dá Europa a los Sudamericanos («sudacas » según ellos nos llaman) luego del saqueo y el genocidio al que sometieron a este continente en los oscuros años de la « Conquista y Colonización »
especialmente por parte de España, Portugal y la Gran Bretaña
Autor Anónimo

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